10 de abril de 2012

El yelmo no deseado.

“Es que era muy joven y torpe”, ”No sabía que esto me podía pasar la primera vez”. Bueno pretextos hay muchos, pero a veces la falta de información (y práctica jejeje) y la cabeza caliente te pueden llevar a cometer errores, errores que luego te hacen cargar con un engendro que tu vida no estaba preparada para recibir…
Eso amigos míos me ocurrió cuando intenté tiempo ha, forjar un yelmo de una sola pieza. Tras haber leído el increíble tutorial del maestro Eric Thing puse manos a la obra, pensando en llegar a hacer un lindo yelmo de esos puntiagudos, el clásico normando.

Corté un circulo en lámina de fierro de 2mm de grosor y lo intenté, todo iba bien, supongo yo pero creo que golpeé demasiado el centro de mi disco, la pieza que se supone sería la cúspide del yelmo, haciéndola demasiado delgada y se me rajó.
Tras superar el luto obligado, me pusé a pensar: “que haré yo con esta cosa tan feaaa”. Si bien Se rajó en el centro, todo lo demás seguía conservando un buen grosor y se me ocurrió que podría aprovecharlo para hacer un tipo de yelmo que había visto una vez.

Suelen llamarse “segmented helms" o "yelmos segmentados”, me parece que es un subtipo de spangenhelm, en esta manera de construcción los paneles van remachados entre ellos sin armazón de por medio, la forma es prácticamente la misma que la de los yelmos de una pieza.
Terminé trabajando en un yelmo que nunca quise ni deseé jamás, ni me imaginaba tener nunca, es el yelmo no deseado (no se lo digan por favor, así evitamos que crezca con traumas).
Así que decidido a aprovechar esa cosa deforme marqué y corté cuatro paneles para armar otro casco.
Apenas al cortarlos y reunirlos se notaba que después de todo ese fierro horrible tenía vocación de yelmo.
Unos ligeros ajustes......

Le di la forma necesaria a los paneles para que ajustarán entre sí, pero no fui muy generoso con el aplanado para alisarlos, los dejé rústicos rústicos.


Hasta que hice ajustar los paneles razonablemente bien, ya iba tomando forma de yelmo.
Hasta aquí todo bien…… bueno lo abandoné un par de semanas y lo retomé hace poco porque se me viene encima el Festival Medieval de Guanajuato, y tengo que llevar al menos algo nuevo ( de hecho mientras escribo esta entrada queda solo un día,) Y como decimos en este blog; “la prisa conlleva cagadas”, de hecho una serie de ellas, muy arbitrarias y consientes por cierto, todo en perjuicio de la belleza de mi engendro.
Pasé directamente a remachar, sin mediciones ni nada, haciendo un agujero a ojo, pasando el remache y colocándolo sin más. Utilicé clavos, solo que esta vez dejé las cabezas por dentro y remache martillando desde afuera tratando de lograr cabezas redonditas.

Dos cuartos son un medio y dos medios un enterooooo

Me dieron ganas de hacer algo raro; En el conocidísimo Tapiz de Bayeux del S.XI hay un importante nivel de detalle en algunos objetos como los yelmos, se pueden incluso distinguir varias maneras de construcción de éstos, uno llamó mi atención, bueno más bien un detalle en uno.


Se puede ver lo que parece un yelmo segmentado, curiosamente con algo en su cúspide; una especie de aro o argolla, ¿para qué podía servir eso?, no tengo idea, de hecho ni si quiera se si eso es un aro…..y es una interpretación mía que no ha de tomarse en serio, si es que era un aro ¿tal vez servía para colgar el yelmo?, para fijar a éste alguna divisa de su usuario?…quien sabe.
Hice una especie de “tapita” de hierro para remacharla en la cúspide del yelmo, le hice un orificio por donde fijé mi versión de este “aro” hecha con un clavo grande.

No sé si estoy metiendo la pata pero seguro que este elemento me dará ese tan feroz y aguerrido aspecto de teletubbie:
Eché de ver que el yelmo quedaba algo pequeño para portarlo con una cofia y un almófar debajo, por lo que opté por remacharle una banda lámina o chapa en el perímetro, hecha en dos piezas.


Nada de sentimentalismos; a curvar la pieza e ir perforando y remachado a la vez y vámonos.


Le agregué un nasal muy simple hecho de un retazo que tenía de lamina de 2.5mm.


Perforé una fila de agujeritos en todo el perímetro del yelmo, porque esta vez quise probar ponerle al casco una suspensión cosida a él y no remachada.

El acabado horrendo que tenía era un tema que no me permitía conciliar el sueño por las noches, ni modo de alisarlo y pulirlo bien ya armado, por lo que decidí intentar pavonarlo, al menos así tendría un acabado uniforme.
Hice algo realmente simple, parecido a la manera de “curar” los utensilios de fierro o acero destinados a cocinar como parrillas tapas de hojalata y discos de arado. Consiste en quemar aceite vegetal en la superficie del metal, esto deja un recubrimiento negro que lo protege del oxido.
Así embadurné el casco en aceite de oliva y lo calenté con el soplete, creo que unas 3 veces, me gustó el acabado negro mate que toma el fierro, se siente al principio un poco grasoso al tacto pero nada crítico.
Hice la suspensión del yelmo con carnaza o serraje que era lo único que tenía a mano, cosiéndola a los orificios del perímetro con un cordón de algodón, y la verdad es que queda muy fuerte y sobre todo sería fácil desmontarla para cualquier arreglo.

Hice la suspensión en forma de un gran rectángulo siguiendo el consejo de Axil, queda muy bien y se puede agregar algún relleno entre el cuero y el yelmo a fin de llevarlo directamente sobre la cabeza sin cofia ni nada. Ya solo agregar el barbiquejo con cierre en lengua de serpiente y perforar unos orificios en la parte superior de la suspensión para pasar un cordón para regular la altura y listo, creo que terminé.

Aunque el yelmo no deseado es muyyy pero que muyyy feo (digno de un orco), debo adimir que me deja un grato sabor de boca en el apartado funcional; su peso es bastante razonable y el tamaño aparentemente grande deja usarlo sin problemas con una cofia gorda y el almófar, ajusta muy bien.
Probémoslo.....
Es así como uno puede sacar algo bueno de sus errores y ver que ese engendro que no pidió nacer, no es del todo malo……
¡Nos vemos!