21 de febrero de 2017

Vaina de plástico para cuchillo.

Corren tiempos raros, aunque decirlo precisamente ahora ya es cliché, pero raros buenos en lo concerniente al blog.
Este mes acaba cumplir otro año y estuve mirando sus números. Tuve un pico muy alto en el numero de visitantes allá por el 2012 cuando varios blogueros (¿alguien sigue vivo?) aún teníamos mucha actividad en el blog de Axil, a partir de allí todo fue una caída brusca y una meseta más o menos constante que duró varios años. Curiosamente desde finales del año pasado y en este se me vino una avalancha que está superando con creces incluso al pico de 2012, lo cual en la época del reinado de los esmarfones y las redes sociales es mucho decir.

El caso es que ver que esto tiene mas vida que nunca me recuerda que siempre he publicado de forma muy leeeenta, para este año quisiera al menos sacar una entrada por mes o a lo menos romper la barrera que tengo de 9 entradas por vuelta al sol......

Bueno, voy a explicar un experimento que hice, no es nada tradicional, todo lo contrario. No intento que sea un tutorial, aunque trataré de profundizar.

Se trata de una vaina para cuchillo hecha de plástico, ¡si, Mhuajajaja!, plástico. Las vainas de plástico  o tácticas son feas -claro que habrá degenerados a quienes les gusten por encima del sacrosanto cuero-, pero tienen a su favor ser muy resistentes, ligeras, estar libres de mantenimiento, ademas de poder lograr un ajuste perfecto con el cuchillo que nos garantiza no perderlo y poder acceder a él rápidamente sin los botones o lazos que necesitan la mayoría de diseños de cuero para asegurarlo. Y en este caso, resultar estúpidamente barata.

Todo esto surgió porque necesitaba envainar este engendro:



Diseñé y construí esa cosa entre mis padecimientos mentales, dejando volar la fantasía quise hacer algo que por ejemplo pudiera llevar al campo o de lo que pudiera echar mano in extremis. Se trata de un cuchillo multiproposito con gran capacidad ofensiva heredada de las puntillas taurinas que es de donde partí como inspiración, se nota en la punta ojival ancha de doble filo con sección romboidal y en las dimensiones, penetra cortando que da miedo. Pero por otro lado quería que pudiera usarse por ejemplo para cotar a golpes como un pequeño machete o hacer cualquier otra tarea. Lo demás fue jugar con la ergonomía para tener agarres fuertes en múltiples posiciones.




Es acero 5160 forjado con una terminación bruta, vaceos cóncavos, baño de cloruro férrico, cachas de mezquite (hubiera querido usar algún material plástico) bastante delgadas, incluso la espiga se afina en el extremo, la idea es que el mango sea bien delgado para que se pueda usar cómodamente con guantes, los remaches son de aluminio y el pasatientos de tubo de latón.

Tenía ganas de probar hacer una vaina de material plástico, algo que llevó mucho tiempo viendo por Internet, y esta fue la oportunidad perfecta, además tengo acopiada cierta cantidad de un plástico que se me figuró bueno para esto: tubos que la verdad no sé si son de PVC o Polietileno, son esos tubos centrales de los rollos de bolsas de polietileno que usan en los negocios:


Sé de la existencia de materiales mucho más adecuados para estas cosas como el famoso KIDEX con el que se hacen por ejemplo fundas para pistolas, pero mientras probaremos con esto, que tiene la ventaja de salir gratis.


Lo primero que hice fue cortar a lo largo los tubos para abrirlos usando la segueta.


Entonces aplané aquello usando una pistola de calor que le pedí prestada a un amigo. Es un aparato genial para el que he encontrado un montón de usos y no quiero devolver.
Utilicé un bloque de acero por su peso y su planura para enderezar esto, calor, gravedad y poco más








Hasta que eventualmente logré unas placas bien planas.


Ya puedo comenzar a plantearme el tipo de vaina que haré, algo muy simple de dos piezas.


Imaginé para la parte trasera tres correas cruzadas; una vertical y dos horizontales, para poder portar la vaina en diferentes posiciones.


Dibujé burdamente una silueta que calculé suficiente para acomodar el cuchillo y un generoso perímetro para los remaches con que ira armada. Es fácil cortar este plástico con unas tijeras de aviador.


Aquí están las dos piezas, la trasera lleva ese resalte arriba dónde irá la correa.


Pegué ambas piezas con pegamento para tuberías hidráulicas de PVC, es una lata sobrante que había en casa y me pareció adecuado. En los experimentos que hice me di cuenta de que la capacidad de adhesión del producto a este plástico es bastante pobre, de todos modos no espero ninguna aportación estructural de su parte, tan solo que esté allí sellando la junta para hacer impermeable la vaina.



Con las piezas pegadas hice los agujeros para remachar.


La vaina estará unida con remaches huecos de tubo tal como he visto en los productos industriales, aunque los míos irán puestos a mano. Según he visto tienen la utilidad añadida de poder servir como ojales pasando por ellos cordeles para configurar a pleno gusto la portación del cuchillo. Por otro lado el sistema descrito a continuación es el mismo que uso cuando remacho con tubo las cachas de cuchillos.
Los remaches los saqué de un viejo tubo de cobre de los que se usan para gas.


Corto un pedacito de tubo de la medida adecuada para remachar, es importante limar bien los extremos para dejarlos planos.

La longitud del remache debe ser tal que sobresalga un poquito por ambos lados.


Para comenzar a remachar hay que expandir los extremos del tubo, para eso uso dos herramientas de forma cónica: un punzón con la punta hacia arriba y un martillo de hojalatero o chapista con esta forma cónica apuntando hacia abajo.


Teniendo el tubo entre las dos herramientas de esta manera uso otro martillo para dar golpecitos al martillo de hojalatero por arriba de tal modo que los dos conos empiezan a expandir el tubito de cobre.



Asi los extremos van tomando forma abocinada  y el tubo un aspecto de reloj de arena.


Esto hay que hacerlo con calma y suavidad, el cobre es muy dúctil y difícil de rajar, pero puede ocurrir.


 Hay que tener más cuidado si usamos tubo de aluminio o latón y todavía más si es de acero inoxidable, esté último metal nos daría una capacidad de expansión mucho menor,  pero con todos se puede.

Cuando el tubo ya está bastante abierto, aún sostenido sobre el punzón comienzo a golpear suavemente con un martillo de bola pequeño para extender los bordes del remache por encima del plástico, hago esto por ambos lados.


Finalmente ya sobre una superficie plana doy unos golpecillos con decisión con el lado plano del martillo par aplanar el remache.


Otros golpes para apretarlo y queda listo.






Todos los remaches en su sitio:


Con el esmeril y un disco de lija flap desbasté toda la orilla de la vaina hasta emparejar bien las piezas y darle algo de forma haciendo ligeras curvas entre remache y remache. Desbastar esto así crea mucho polvo muy fino, protección buconasal si o si y aspiradora para recoger todo aquello.


Ya va pareciendo vaina, incluso con algo de fuerza bruta ya se puede meter el cuchillo.


Ha llegado el momento que más esperaba desde que comencé: el termoformado. Dar la forma con calor a la vaina para que se ajuste a la forma del cuchillo y lo retenga con seguridad y que a la vez nos permita desenvainarlo, sin que nos ilumine un rayo dorado al conseguir sacarlo después de mucho esfuerzo.

Fué mucho más fácil de lo esperaba. Metí el cuchillo en la posición que consideré optima y comencé a calentar los bordes del mismo.


Entonces usando una toalla para no quemarme, una vez se suavizaba el plástico presionaba con los dedos marcando la silueta del cuchillo.


Insistiendo especialmente en que tome la forma de los hombros de la hoja, que es donde el plástico puede formar puntos de apoyo para retener el cuchillo


De hecho llegué a pasarme, tanto de calor como de presión, pero fueron errores fáciles de corregir, excepto que cuando calenté de más y el plástico estaba tan suave que la trama de la toalla quedó marcada en el mismo, aunque realmente es difícil empeorar estéticamente esta abominación. Me pareció divertido estar probando el ajuste hasta que di con el que me dejó más satisfecho, queda bien sujeto, incluso podría portarse colgando boca abajo sometido a traqueteos con total seguridad, pudiendo sacarse de un tirón firme.


Y con eso queda terminado el proyecto.




Es algo feo, totalmente para darle uso duro. Gustos a parte, como objeto útil sus virtudes son innegables aunque este plástico es un material muy humilde con el que por más que uno se esmere en los detalles, la pieza final siempre tendrá ese aspecto y tacto de "artículo barato". Pero tengo muchos tubos de estos, es noble de trabajar y me divertí, es un terreno en el seguramente me interne pronto de nuevo.

Me largo a dormir, un saludo.


10 comentarios:

Amo del castillo dijo...

Jurovos que es vuecé más polivalente que una navaja suiza con 88 usos bisiestos, carajo. Jamás en la vida se me habría ocurrido sacar una funda de algo tan prosaico como un cacho tubo. Por cierto, el cuchillo me parece una pasada, chulísimo de la muerte. Cualquier cuñado se sentiría honrado de ver sus carótidas seccionadas por un arma tan peculiar. Reciba vuecé mi enhorabuena por su incuestionable creatividad.

Ismael dijo...

Muchas gracias, Sr. Amo. De entre todo lo que he hecho en la vida curiosamente este cuchillo si me gusta como para repetirlo, y hacer más iguales que así se podrían abarcar mas cuñados.

Un Saludo.

Amo del castillo dijo...

No lo dudo. Por mis manos han pasado decenas y decenas de cuchillos de todo tipo, desde gilipolleces tácticas tan de moda a los tradicionales cuchillos de remate españoles, y puedo asegurarle que ese diseño se me antoja de lo más atractivo. Hasta las marcas en la hora le dan un aire de lo más peculiar y, a la par, agradable a la vista. Si alguna vez lo repite, añádale cuatro o cinco centímetros a la hoja y quedará redondo.

Pax tecum, frater

Ismael dijo...

Que buen ojo tiene, justamente eso había pensado, dejar todo igual solo alargando la punta, darle un buen tramo a esa "puntita de espada"

Bueno pero antes tengo pendiente hacer un macho riojano ;)

Amo del castillo dijo...

No deje de tenernos al tanto cuando acometa el macho. Es una tipología que da mucho juego para fabricar un cuchillo soberbio.

Saludos y mis bendiciones urbi et orbi

sergio dijo...

Hola Ismael.

Soy un admirador de todos tus trabajos.

Te felicito, por ese gran talento que tienes.

Tanto la vaina como el cuchillo, están fenomenales.

Son simplemente excelentes.

Aprovechando este espacio, quiero hacerte unas preguntas, en cuanto a tipos de acero.

¿Con cual de estos dos tipos de acero, podría resultar un mejor cuchillo?

-Acero 1060
-Acero 5160

Los dos serian pedazos de acero reciclado, de chatarrerías.

Además, me gustaría saber, que tipo de tratamientos térmicos, podría aplicarles, si solo dispongo de una fragua improvisada, que alcanzará entre 700 y 800 °C más o menos, aunque tal vez sea menos.

¿En que sustancia puedo templarlos?

-Agua
-Agua salada, o jabonosa
-Vinagre
-Aceite
-Parafina
-Acido muriático, de ese que venden en productos para limpieza, del que se usa para evitar que salga salitre en las paredes, en alguna técnica de impermeabilización.

¿Puedo hacer el revenido en la estufa de la concina?

¿Un cementado es opción para un cuchillo?

De antemano gracias por tus respuestas, y estaré muy al pendiente, del nuevo contenido del blog.

Nuevamente gracias, y un abrazo.

Ismael dijo...

Hola, Sergio, bienvenido.

Muchas gracias por los cumplimentos.

Comenzando a responder, ambos aceros son buenos, tienen la misma cantidad de carbono y se les puede sacar casi igual rendimiento pero el 5160 es considerablemente más fácil de trabajar, recomiendo la lectura de este artículo del maestro Leonardo Daneluz, habla sobre el 5160:

https://drive.google.com/file/d/0B5BRHaGw4BzMSHFRTGhER09EZEk/view


El 1060 ya es acero con alto porcentaje de carbono, suficiente como para hacer cualquier cuchillo con altas propiedades y no tanto como para preocuparnos demasiado de los riesgos del tratamiento térmico.
A grandes rasgos se puede decir que el 5160 es como una versión polivalente y más amigable de trabajar del 1060. Aunque se dejaran ambos a la misma dureza final, quizá el 1060 podría tener algo más de retención de filo, y el 5160 más resistencia a impactos, pero hablamos de diferencias tan mínimas que en un cuchillo resultarían inapreciables, así que no hablaría de "mejor cuchillo". Aún así digamos que un machete largo y que vaya a estar todo el día cortando maleza y ramas lo haría de 5160, un cuchillo pequeño con el que vaya a procesar una vaca entera y no quiera detenerme a reafilar, lo haría con el 1060.

Ismael dijo...

Sobre los fluidos para temple.

Agua: Se puede pero es riesgoso para estos aceros por la velocidad con que enfría. Apenas por encima de 800°C ya se endurecen mucho en agua caliente. Ojo, al aprender con el agua debemos tener en cuenta que no vamos (tan) a la segura como con el aceite, hojas morirán, hay que templarlas sabiendo que las enviamos a un futuro incierto y no hay que encariñarse demasido con ellas, que que estén bien normalizadas y gorditas para que aguanten mas, no importa que haya que desbastar mucho después, y hay que ser generosos con el revenido después. El temple en agua tiene algo salvaje y difícil, puede darnos algo más de dureza sobre todo en los aceros al carbono, aunque no difiere casi nada de lo que se puede obtener en aceite, pero el riesgo es divertido. No es en todo caso, para comenzar.

Solución salina: enfría aún más fuerte que el agua sola, así que es aun mas riesgosa, pero sirve para exprimir aceros con poco carbono, por ejemplo con varillas de construcción así me he hecho cortafríos muy satisfactorios .

Vinagre: Nunca lo probé, no puedo opinar.

Aceite: La opccion más fácil y segura a la par que menos glomourosa, el quemado de automóvil sirve perfecto para el 5160, también puede endurecer bien el 1060 para un cuchillo decente, pero dejará ese sabor de "mediocridad". Para los aceros al carbono mejor un aceite más ligero y viscoso, el vegetal de cocina los deja muy bien hace poco templé unos buriles de 1090 en aceite barato mezcla se soya y girasol y quedaron muy bien. Otro fluido que me gustó mucho para el 1070 hace tiempo fue la manteca de cerdo, previamente fundida y caliente, un placer templar en eso.

Parafina: buenísima pero hay que tener cuidado porque enfría muy duro, a mi me ha dado resultados excelentes con 1070, usándola fundida y caliente.

Ácido muriático: Tampoco lo he probado.

En todo caso lo mejor para conocer los fluidos y los aceros es templar probetas de los aceros que pensemos trabajar antes que nada.

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Si, puede hacerse en el horno de la estufa. Hojas muy pequeñas de acero al carbono incluso llegué a revenirlas calentando el lomo en el quemador de la estufa, un acero aleado como el 5160 mejor revenirlo completo en el horno.
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El cementado crea una capa rica en carbono muy superficial, necesita de temperatura muy alta por un periodo prolongado, cosa que no está fácilmente al alcance del aficionado, cuesta mucho tiempo y combustible lograr una capa apenas apreciable. Lo único que yo cementé una vez fue la cabeza de un martillo de guerra. En el pasado era la única forma de enriquecer el hierro con carbono, luego se tiraban días caldeando pedazos para obtener piezas uniformes. Es un buen ejercicio como experiencia, pero para hacer una hoja de trabajo la capa cementada sería muy fina y se iría en unas cuantas afiladas.

Suerte con tus proyectos y no te prives de preguntar.

Gracias por el interés, un abrazo.

sergio dijo...

Gracias a ti, hermano.

Leeré el articulo.

No tienes por que agradecer los cumplidos, tu calidad como herrero y como persona hablan por si mismos.

Honor a quien honor merece.

Me agrada mucho el estilo con el que escribes.

Toda la información que me has dado, es muy valiosa para mi.

Para comenzar hare pruebas con el 5160 y el temple en aceite quedado.

Gracias por ser compartido con tus conocimientos, de ahora en adelante amigo Ismael te llamare maestro herrero.

Nuevamente gracias por tu sabiduría, y hasta pronto hermano.

Ismael dijo...

Gracias, nos seguiremos leyendo por aquí.

Un saludo.